Brasil empieza a cometer los mismos fallos que anteriormente cometieron los antiguos imperios y los presentes. Esa ansia de dominador y controlar que siempre fue para mal ya que siempre acaba por pisar los derechos de los desfavorecidos sin voz. Por favor no vamos (cómo género humano), a cometer los mismos errores (otra vez) de poderío atroz, del que nosotros mismos fuimos víctimas en el pasado por los países colonialistas. Hemos visto que el armamento no es un camino a seguir, que sólo les favorece a los que están metidos en las industrias armamentísticas. Como países emergentes económicos y de voz, aprovechamos mejor esa posibilidad para dar ejemplo al mundo que otro mundo es posible: el de sin armas. Pero primeramente sobre todo deberían los países sudamericanos luchar y esforzarse para limpiar sus países de esa lacra multicentenaria: las delincuencias y corrupciones y las mafias, antes de empezar a alzar su voz hacia el resto del mundo. Cada uno debería limpiar su casa antes de lanzar la mirada hacia fuera.
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